En las redes tradicionales, como la máquina virtual de Ethereum (EVM), las transacciones se ejecutan de forma secuencial lo que impide que incluso pagos entre usuarios independientes se procesen al mismo tiempo y reduce el rendimiento en períodos de alta demanda. IOTA supera estas limitaciones mediante la ejecución paralela, que permite procesar muchas transacciones al mismo tiempo usando varios recursos de computación.
Esta forma de procesar transacciones es clave para que una blockchain pueda soportar cargas de nivel empresarial, similar a la infraestructura de compañías como Apple, Amazon o Netflix. En IOTA, los validadores pueden asignar más potencia computacional cuando aumenta la demanda, lo que incrementa la capacidad de la red, reduce la congestión y baja las comisiones de gas. La paralelización también acorta los tiempos de confirmación; se compara con ampliar una carretera de un carril a una autopista multicanal para reducir esperas y costes.
Hay dos enfoques para la ejecución paralela:
- El método de acceso al estado: identifica de antemano qué parte del estado toca cada transacción, permitiendo ejecutar en paralelo las que son independientes.
- Ejecución optimista: asume que todas las transacciones son independientes y después reejecuta las que causan conflictos, lo que puede generar ineficiencias.
Redes como Monad y Aptos usan el enfoque optimista, mientras que IOTA, Sui y Solana emplean el método de acceso al estado.
El enfoque de acceso al estado también permite mercados de gas más dinámicos: se pueden identificar “puntos calientes”, como contratos de acuñación de NFTs con mucha actividad, y aplicar límites o comisiones distintas sin afectar al resto de transacciones. En IOTA, las transacciones se agrupan por orden de llegada (checkpoints) y se ordenan internamente según el gas ofrecido, lo que crea un modelo de prioridad dentro de cada bloque sin excluir a las transacciones que pagan menos.
IOTA usa un método de acceso al estado con un modelo de datos orientado a objetos. Cada objeto existe de forma independiente y todas las transacciones deben declarar los objetos que manipulan; mientras no se interactúe con el mismo objeto al mismo tiempo, las transacciones se pueden ejecutar en paralelo. Además, si una transacción no implica un objeto compartido, se omite el consenso completamente. Por ejemplo, transferir un NFT de Alice a Bob evita el consenso, pero acuñar un NFT implica un objeto compartido (el contrato de acuñación) y debe pasar por consenso. Aun así, las transacciones relacionadas con ese objeto compartido pueden ejecutarse en paralelo con otras operaciones, de modo que pagos u operaciones en DEX no se ven afectados por la actividad en la acuñación de NFTs.
Como resumen, IOTA defiende que la paralelización, junto con un modelo de datos orientado a objetos, resuelve la limitación de la ejecución secuencial de las blockchains tradicionales, proporcionando mejor escalabilidad, menor latencia y comisiones más justas.